lunes, 21 de julio de 2008

remanso



La promesa prístina se diluyo entre los días
Los idilios fallidos al olvido invocaron
¿Qué fue de la aurora, del éxtasis y el ocaso?
¿Qué fue de mis pasos silenciosos en el vado?
La profundidad de la noche no me ha dado su llanto
El hartazgo de los días ha hecho sin estrellas su manto
Las miserias falsas dan su versión de la vida
Yo me niego, rotundo, a seguir esas vías

La desesperación ya no grita en mis oídos dañados
El silencio no esconde el misterio buscado
¿Qué ha sido de aquellos, con su realidad enfrentados?
¿Que ha sido de mÍ, aquí, ahora, enterrado?
Tal vez fue mentira aquel remanso contado
Tal vez no fue sino onirismo creado

Sin hablar, sin decirnos nada, intentamos entendernos
Y sin mirar hacia adentro creemos conocernos
Y así, restando realidad a la verdadera vida
Restando vida a la verdadera realidad
Dejamos que se asiente en el trono del señorio
La presencia mentirosa de asesinas manos


Quiero que me cuenten que fue de aquel remanso…


nodens

Bob Dylan - Blowing in the wind (español)

martes, 15 de julio de 2008

OJO


No desmaya un solo instante; en medio de la bruma se mantiene claro y visible, en medio de la confusión se mantiene en equilibrio. Nunca duerme, a mitad de la noche me despierta, y como agua que se ofrece a un sediento, sacia mi angustia, y de esta manera abre una ventana al anhelo. El puede ver ese umbral que se levanta, que solo es accesible a los vivos, me hace verlo con mis débiles instrumentos, aunque esa visión no participe de la naturaleza de mis medios. Atrás de mí, frente a mí, a un lado de mí, se mantiene como angel custio y alado, guardian de mis días, y aunque a veces he creído que lo he perdido, aparece siempre, de alguna manera, haciendome ver que esta ahí, con un indicio mínimo, con una insinuación breve y sutil. Todo lo ve y todo lo sabe, no me abandona, a pesar de que me revuelque en el lodazal más nefando. Horada mis sentidos y mi falsa mente. Sacia mi angustia, abrasa con su fuego a mis inquilinos demoníacos que yacen posando sus sucias pezuñas en mis suelos cenicientos, y me abre el umbral que conduce a las visiones argentadas, cuya existencia está mas allá de los presentimietos.