martes, 15 de julio de 2008

OJO


No desmaya un solo instante; en medio de la bruma se mantiene claro y visible, en medio de la confusión se mantiene en equilibrio. Nunca duerme, a mitad de la noche me despierta, y como agua que se ofrece a un sediento, sacia mi angustia, y de esta manera abre una ventana al anhelo. El puede ver ese umbral que se levanta, que solo es accesible a los vivos, me hace verlo con mis débiles instrumentos, aunque esa visión no participe de la naturaleza de mis medios. Atrás de mí, frente a mí, a un lado de mí, se mantiene como angel custio y alado, guardian de mis días, y aunque a veces he creído que lo he perdido, aparece siempre, de alguna manera, haciendome ver que esta ahí, con un indicio mínimo, con una insinuación breve y sutil. Todo lo ve y todo lo sabe, no me abandona, a pesar de que me revuelque en el lodazal más nefando. Horada mis sentidos y mi falsa mente. Sacia mi angustia, abrasa con su fuego a mis inquilinos demoníacos que yacen posando sus sucias pezuñas en mis suelos cenicientos, y me abre el umbral que conduce a las visiones argentadas, cuya existencia está mas allá de los presentimietos.

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