viernes, 14 de marzo de 2008

OJO


Últimamente vino a visitarme OJO recordándome sus enseñanzas; no se exactamente por qué, precisamente ahora en esta etapa de mi vida, viene a mí con ese aíre de gravedad, propia de un padre amoroso pero severo, para observar cada uno de mis movimientos, acciones y pensamientos.
OJO me dijo alguna vez que había que decantar la vida, unir sus partes rotas desafiando al abismo de su bifurcación o rompimiento, degollando las servidumbres y atrayendo hacia uno mismo todo aquello que había sido despreciado durante siglos de pérdidas e incomprensiones.
Sin embargo yo ya había olvidado todas aquellas “pláticas”, si se pueden llamar así. Pues ya saben, OJO no se comunicaba por medio de palabras, o gestos, o gritos. Simplemente aparecía de improviso, en medio de mis sueños, o en plena vigilia, y me comenzaba a increpar, cuando según él creía que estaba desperdiciando mi vida. Pero no toda su comunicación se basaba en reprensiones hacía mi conducta, también sosteníamos interesantes charlas metafísicas y existenciales, al punto que a veces me llegaba a aturdir la elocuencia que tenía, y el dominio que ejercía sobre estos temas.
¿Cómo fue que perdí contacto con él? No recuerdo exactamente, creo que estaba haciendo el amor con una chica desconocida cuando sucedió. O tal vez fue cuando decidí dedicar todo mi tiempo al trabajo, y a la consecución de los fines más diversos dictados por la necesidad. Sí, recuerdo partir sin esperanza a laborar, con la boca amarga y el corazón seco, con el solo propósito de llegar y batallar, acometiendo el día como un héroe acomete a sus enemigos. Con el tiempo de explotado me trasforme en explotador, haciéndome indiferente a toda miseria que no fuera la mía, la propia. Pero creo que, por aquel entonces, aun escuchaba su voz, o mejor dicho, aun me comunicaba sus visiones. Tal vez me otorgo su silencio, velandome las imagenes, cuando comencé a hacerme responsable, convirtiéndome en ese ser deseable por todos, torpe e inocuo, vacío y zozobrante, completamente indiferente a mi corazón. ¡Pero estaba contento así, en esa condición! Ya no tenía necesidad de él ¡Demonios, como se le ocurre ahora venir a verme! ¡Como se atreve a desquiciar mis horas, mis dias, mis momentos, mis tiempos, mi mundo! ¡A tocado a mi puerta con su visión sutil y fría para demostrarme que aun tengo entrañas!










nodens

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.